Se que estáis en la parte oculta de vuestra casa, la luna, Selene que le llamáis en vuestro idioma. Se que no os dejáis ver y ni siquiera en esas expediciones secretas de los norteamericanos os pudieron localizar. Siento mucho que aquella bandera la pusieran sobre uno de los castillos de arena de uno de los vuestros, de los más pequeños, que en esos momentos disfrutaban de un rato de tranquilidad en esos mares oscuros que con tanto celo tenéis camuflados entre cráteres. Curioso es que en vuestra cultura se piense que la Tierra es vuestro satélite y aquí llevemos siglos defendiendo lo contrario. Y es que hay gente para todo. De todas formas, no nos toméis mucho en serio, y no nos dejéis sin mareas...
Quizás no se lea muy bien en la foto, 'odia el delito, compadece al delincuente'.
Metí el ojo tras la puerta encajada
y me llegó el flash. La frase es elocuente, teniendo en cuenta que está en el pasillo de entrada a una cárcel, donde al que vigila llaman carcelero y al vigilado, prisionero.
De prisión, que hubieran podido llamarle, encarcelado. También de cárcel. 'odia el delito, compadece al delincuente' Qué difícil es.
En construir esta eché un buen rato, menos mal que no me mandaron construir la de Keops o la de Giza. De buena me libré.
En la cultura egipcia, que nada tiene que ver con el actual pais africano, está la base de todo lo que vemos, sentimos y soñamos. Más tarde los griegos le dieron forma y los romanos junto con la nueva cultura cristiana le pusieron nombres y altares. Todo estaba ya inventado, incluida la diosa madre, catetos e hipotenusas, y naturalmente, la cerveza. Se que la historia se calla mucho porque aún no estamos preparados para saberlo y hay mucho saqueador de tumbas suelto. Esperaremos. Mientras tanto, todos a un grito...
Todos nos hemos sentido intrusos alguna vez, y sobretodo hemos sentido que entraba aire nuevo cuando llegaba elementos que hacían variar lo programado, lo esperado, lo lógico, lo que nos habían contado. Allí estaba ellos calentándose porque el tiempo no daba tregua y esperando el turno de la entrega de presentes. La candela se iba apagando y la hora esperada a punto de llegar. ¿Seremos bien recibidos? ¿Entenderán el objetivo de nuestra visita? ¿Comprenderán que nosotros somos como los demás? Es decir, diferentes.
Se trata de un tema sobre el que, todo hay que decirlo, no podría hablar mucho tiempo. En directo sólo he visto una, fue Carmen, en el Teatro Maestranza. En la televisión o en casa de mis padres si que he escuchado algunos trozos, donde si que son más de ir al año a ver un par de ellas. Aunque lo que les gusta es la zarzuela... ahí si que podría recordar algunas cosillas, incluso a mi padre vestido de maño interpretando trozos... pero de estos otros señores sacando torrentes de aire para poner los pentagramas con las lacas hacia atrás, no, no, pero es porque no lo llevo metido en la sangre, la música clásica la estoy aspirando desde hace no mucho, más cercano me queda la música medieval, andalusí, la antigua... de algunos conciertos en el Lope de Vega, aquel 'Hespérion XX' de Jordi Savall pero estas señoras magníficas flotando en la tarima mientras sus voces se alzan sobre los pescuezos de los presentes, y es que para mi la trama debe ir entendiéndose, como una copla, mientras se escenifica y no de la forma en que se entera uno de lo que pasa en la ópera. De la que me queda mucho por aprender ... seguro... pero de momento me quedo con lo que me dijo un colega,
Lo mejor de la ópera es el morbo de escucharla mientras se hace el amor (y si es escondido entre las tarima del gallinero, con la soprano partiéndose el pecho, entonces, ay, entonces, es algo sublime)