
Estamos en una constante partida de ajedrez. Estamos sobre un tapete cuadriculado en el que vamos intercambiando movimientos con el resto de participantes. En el extenso tapiz negro y blanco. Y dentro de cada movimiento... una nueva cuadrícula.... minimalista.... movimientos hacia la locura o hacia la salvación o hacia el extásis de la meta lograda. O el fracaso. El peón se come a la reina, el caballo se come a la reina, la torre se come a la reina, todos nos comemos a la reina.... o eso es lo que decía Mel Brooks en aquella 'Loca historia del mundo'.