Donde esté esa tiza sobre la pizarra de madera subiendo precios cuando llega la bulla semanasantera o rebajando cuando hay que atraer a la clientela...
Donde esté esa tiza que se quite todo lo demás.
Que una foto vale más que mil palabras ha quedado demostrado en muchas ocasiones y sin embargo sigo insistiendo en juntar letras. Y es que esta foto no tiene desperdicio. Aunque mejor hubiera sido si cualquiera de nosotros hubiera sido el que echando la vida a un lado está disfrutando de la sombra de un buen árbol, de un clima exquisito y de una brisa que ralentiza el trasncurrir del tiempo. O mejor aún, una siesta colectiva. Debería ser de cumplimiento obligatorio. Esas son las leyes que deberían aprobarse en los parlamentos ¿O no?