miércoles, 26 de agosto de 2009

Flores

Son el faro de la calle. Desde la esquina se ven y se sienten, y se huelen si la brisa nos acerca lo que ellas derraman. Y son un termómetro de los estados de ánimos. De su dueña y admiradores. Espejo de quien se detiene a verlas. Son el faro de mi calle que no tiene mar y sin embargo nunca se encalla ningun yate. Quizás porque no los hay pero esa es otra historia que por ahora no voy a contar...

6 comentarios:

Zapateiro dijo...

Mientras todos los niños crecieron queriendo ser médicos, bomeros, arqueólogos, policías o maestros, una servidora siempre vio en la belleza de las flores una posible salida laboral y hasta en mitad de una crisis a mediados de la carrera pensó en la posibilidad de montar una floristería, pese a mi nulo conocimiento en plantas y flores.¿Por qué será?

Antonio dijo...

Yo quería ser geógrafo...

¡A mi que me registren!

Pues lo del negocio no lo descartes que además es muy de película, abandonar todo para irse a un pueblo de costa pequeño y montar una floristería con reparto a domicilio en bicicleta.
Besos
Antonio

Zapateiro dijo...

Jajajajaja, ya me estoy imaginando la escena, aunque quizás una furgoneta sea más apropiado para el reparto de flores. Si ha de tener sabor podría hacerme con un 4 latas ;)

Antonio dijo...

Es un pueblo pequeño, un cesto de mimbre para la entrega personalizada, tomar un cafe con el cliente y charlar.. un cliente por semana... se vive barato en el pueblo. También cruzas al otro lado de la ría para llevar flores en una barquita...

Juan Duque Oliva dijo...

Que de recuerdos, mi madre tenía un Rosal del Pacífico en el patio y es un nombre que nunca podré olvidar.

Antonio dijo...

Luz de gas... es que es un nombre evocador... y ¡qué suerte!

Antonio