Si hay que darlo se da. No mires hacía atrás pero sobretodo nunca para abajo. La maravilla del salto es disfrutar al máximo la sensación fugaz de libertad que ofrece el aire que da en la cara. No mires hacia abajo. Todo el que mira acaba cayendo. Y cuando tomes de nuevo contacto con la Tierra, los dos pies juntos. Rápidamente, un pasito hacía adelante y sigue caminando. Silba tu mejor canción, o la que te sepas. Sonríe a los que te encuentres y no les digas nunca que viniste del otro lado.
La ronda de los presos
Hace 8 meses
4 comentarios:
Me gustaría imaginar que lo ms bonito sería nunca caer y así poder seguir volando.
Me gustó mucho este post :)
Un besito.
¡Ojalá!... el salto perfecto e imposible para los que no somos pájaros... Oriana
Otro para vos...
Antonio
A mi me gusta pegar el salto con una vuelta o dos en el aire.
Y caer con los pies bien juntitos, sonriendo...
Antonio
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