miércoles, 12 de noviembre de 2008

Gusto





Donde comienza la ruta hacia el Cerro del Hierro, donde una asfaltada vía verde separa la montaña mágica preñada de grutas y rojas miradas de la zona de descanso, allí ¡oh milagro! no se nos prohibe nada, sino todo lo contrario, se nos abren las puertas a los sentidos. No a todos. Pero algo es algo.

Y sin embargo, lo que mejor me supo fue aquel bocadillo, aquellas naranjas y aquellas latas de cervezas que compartimos.

Gozad de los sentidos, no dejéis que nada ni nadie los limite, y ni siquiera permitáis que publiciten vuestra libertad. Esta y la intimidad son nuestro mayor tesoro.

4 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Pues el recimiento de advertencia del blog inquieta un poco.

No se que delito estas haciendo con el blog ni que regla estas incumpliendo, ¿te has dado cuenta?

Precisamente es la contraposición a tu entrada.

Nuevas callejuelas para perderse y no encontrarse.

Antonio dijo...

Hola Luz de gas, no creo que se nada importante, y no creo que esté infringiendo nada, supongo que por alguna extraña razón han pensado que este blog es una especia de robot-spam o algo así, ya les comenté que no y espero que con el paso del tiempo me quiten esa presentación...

Y sí, sigo enredándome, ahora con esta idea de comentar fotos mías, no de calidad pero si peculiares.

De todas formas para los que os gusta seguir mi sombra, y para hacerlo más fácil, en El Callejón de los negros tendréis siempre las actualizaciones de estos otros adoquines, una especie de blog-portal.

Muchas gracias por tus aportaciones y seguimiento.

Antonio

María dijo...

Aysss qué pena veo que sólo tienes dos posts en este blog, espero que sigas con él, porque parece interesante lo que has escrito.

Me gustan las imágenes por su originalidad, y espero volver a leerte, como espero tú también vuelvas por el mío.

Encantada de descubrir tus blogs.

Saludos.

Antonio dijo...

Gracias por tus palabras, esta idea es bastante reciente María, suelo (intento) subir la entrada los miércoles.

Saludos, y nos leemos.
Antonio