
Ahí estaban los tres en fila, y ninguno le preguntó al otro por su forma, ni por su tamaño. Parecerse no es malo, ser diferente tampoco. ¿Por qué hay tanto interés en que nos fijemos en las formas? ¿Dónde quedó el fondo de las cosas? Las apariencias son un lastre que nos sirve en la práctica para encasillar y calificar. No niego su utilidad... pero en ocasiones el daño es irreversible. Siento que la entrada de hoy sea tan abstracta aquí en el Arroyo Garabato donde las cosas suelen ser palpables... pero ya saben.... cosas de las etiquetas y los etiquetadores.