No creo que sorprenda a nadie si os digo que me lo comí todo, enterito, no dejé ni las olas, ni la espuma que el movimiento del barco deja a su paso. Otros tuvieron en suerte un piano entremezclando chocolate blanco y negro, o aquel caixó de fruites, pero tuve en suerte la marinera y me endosaron la nao. Enterito. Suerte que reservé el hueco suficiente. Hubo chivatazo. Comencé por cada uno de los tripulantes y suavemente iba intercalando trozos del velamen, un pellizquito de la proa... hasta que como si del triángulo de las Bermudas se tratará desapareció del plato en pocos minutos. El baile y el ron se encargarían de la digestión.
La ronda de los presos
Hace 8 meses
4 comentarios:
Ay, Antonio que estoy a dieta joío, no me hagas estas cosas.
Besos
Ja ja ja pero pienso que el piano de cola de tres chocolates que pusieron te hubiera ido mejor...
Es que los postres son los postres...
Antonio
Quiero uno de esos!!!!! [Qué hora más mala para ver la foto he escogido ...]
Bsos.
ROSALIA desde aquella cena (era una boda) no he vuelto a ver estos postres... y hay horas muy malas para hablar de comidas...
Antonio
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