Tenemos los buscadores de huellas un problema que no queremos reconocer. Y desde tiempos ya olvidados y lejanos llevamos arrastrando sin solución. Todos nuestros saberes adquiridos, las habilidades telúricas que el viento y la lluvia nos ha ido proporcionando se ven disminuidas, limitando nuestros movimientos a los de un mortal más, en el momento que en la búsqueda e interpretación de huellas nos escontramos con la nuestra. Es por ello que nunca veréis a un auténtico husmeador de pisadas pasar dos veces por el mismo sitio.
La ronda de los presos
Hace 8 meses
3 comentarios:
Nuestra huella es la que más miedo da investigar. A veces duele lo que hallamos, por eso mirar en otras suele ser lo acostumbrado.
Entre la entrada y el comentario posterior, me habeis dejado extasiado y enajenado completamente.
Sois divinos los dos, que maravilla bañarse en este arroyo con vuestras dos huellas en la orilla, ahora dejo la mía y esoy viendo la del miércoles pasado, ahí está erosionada por el viento, es lo que hay, no más.
Besos
ROSALÍA, duele y tanto que duele. Dicen que eso es lo que nos hace grandes. Por eso es tan difícil y hay tan pocos que lo consiguen.
Besos.
Luz de gas extasiado estarás tras la maratón que te diste el sábado. Batiendo todo tipo de records en entradas y teniendo a medio mundo enredeao en tu radio. Esa es una huella que no hay que perder, la de la cooperación y respeto.
Saludos.
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